lunes, 19 de octubre de 2009

Avino Invisible VIII. Así ocurrió.

Llegó el VIII certamen avinero, avino de otoño, y, todo hay que decirlo, llegó bastante antes que el otoño. Porque se celebró el evento bajo un sol de película del Oeste que prometía no dejarnos ni solos ni fríos durante la celebración del avino. Y cumplió su promesa. Habría que agredecer aquí el gesto y la previsión del comité organizador que había entoldado la azotea para que pudiéramos estar a gusto en la sombrita. De todas formas, había una sombra bastante más notoria desde el principio y era la de las ausencias africanas, madrileñas y escocesas, aunque quizá no sea correcto hablar de ausencia porque bien es cierto que estuvieron bien presentes durante todo el transcurrir del Avino.
Llegó pues la hora de comenzar el Avino. Y una vez llegada esta hora, como por allí no había más avineros que los propios residentes, hubo de esperar una hora y media más para comenzarlo. Y esperamos, a ver qué íbamos a hacer. 
Ahora sí, pasaron las 16:00 de la tarde, y entonces sí parecía todo dispuesto para que se pudiera comenzar. Más de hora y media de retraso, en fin, yo no quiero mirar a nadie, sobre todo, porque si miro a alguien en lugar de mirar el teclado escribo cosas como esta:"adfadiuegbañbhfvajd adsfasdfhhasfgqñ eqruqg fgasdg", que, por si se lo estáis buscando, en realidad no tiene sentido alguno. Así, que, fue entonces cuando por fin pudimos todos probar el tan ansiado, esperado y deseado salchichón que vino de Montilla vía Tomares acompañado por su correspondiente cervecita. Acabábamos, por fin, de inaugurar el Avino de Otoño, cambio climático y calentamiento global mediante.  Seguidamente al salchichón (muy celebrado), los avineros asistimos a un alarde de generosidad sin precedentes: Uno de los concursantes puso a disposición de todos los demás para compartir la almeja de su señora. Tamaña muestra de desprendimiento es celebrada por todos los concursantes, y supongo que, como es lógico, especialmente por Luisa, legítima y única dueña real del molusco bivalvo en cuestión. Cierto es, que dos días después, aún nadie sabe exactamente que contenía la bebida con que se acompañaba (y algunos mantienen que prefieren no saberlo por el alto contenido sexual que tenía este maridaje). Son seguidas las almejas por uno de los que se quedó empatado a votos por un premio, que se han repartido esta vez con un nuevo sistema. Y las tostas de Berni, con su aguacate, sus huevas y sus cosas que llevaba (que ya sería mucho recordar) y su vino blanco se presenta a los avineros para estar a punto de llevarse el primer Avino de la tarde. Luego nos comemos un poquito de bonito con papas para que inmediatamente llegue el primero de los premios, Avino al Mejor Maridaje, con otra tosta (¿será que están de moda?) con un curiosísimo gazpacho con pera. Otoño Tardío se titulaba el conjunto según su creador, y como Otoño Tardío pasará a la historia por ser el primer (¿y último?) Avino al Mejor Maridaje. A partir de aquí, a éste que les escribe le es imposible mantener el orden de lo que comieron y bebieron los presentes, aunque creo que, más o menos, los podemos enumerar casi todos. Así, vinieron la tortilla de todas las cosas de Ángel con su manzanilla fresquísima; las negratinadas de Carmen la Tinada con su oporto de Oporto (Aplauso grande y doble agradecimiento: uno por atreverse a hacer de Speaker sabiendo lo alto que estaba el listón; y y otro por hacerlo tan bien); las brochetas de cordero de Paula, o  brochetas de Paula de cordero, el caso es que se entienda que la carne que había ensartada en los pinchos era la del cordero, y quien presentaba el plato era Paula, y no al contrario (que no estaría de más probarlo, apúntatelo para el próximo) con su vino tinto; el Avino a la Mejor Comida, se lo llevan unos daditos de pato a la naranja: Un dadito de pato, otro de foie, y otro de gelatina de naranja, que realmente son ganas de pensar cuadriculado para presentar un pato a la naranja, pero que se llevan también merecido reconocimiento. Por si hay alguien de fuera, era el Pinhe el que lo presentaba; y Merche, que nos propone unos bocaditos de ternera y una bebida con zumo de naranja que no supo vender ni defender desde que permitió que el nombre de un medicamento se colara en el título de su plato. Hablando así del caballo no lo vendemos en la vida, Merche.  Probamos entonces unas papas a la riojana de la riojana de Tomares (que bien podrían ser papas a la Tomareña de la riojana de Ayamonte, con agradecimiento simple, pues si bien cumplió como azafata estupendamente, no enseñó lo más mínimo como hubiera sido recomendable al hacer de azafata) con la creo que es la bebida oficial de este certamen, como lo es el Gatorade del Mundial de fútbol, el tinto Molinero's (famoso en el mundo entero). Unas croquetas-flamenquines habilidosamente presentadas con un monólogo croquetil mercadonciano y un tinto; y que yo recuerde parón y calor. (Creo que más o menos así fue la cosa).
Ahora bien, la gente se acalora, casi yo diría que hasta se encalora  (como Pikachu), y entonces alguien se pone a servir mojitos gélidos con su hielo ahí tó picaíto, y aro, Avino a la Mejor Bebida. Se acompañaban de canelones  (no que tiene premio), truñitos de morcilla muy ricos.  Y vienen los postres de los que paso a hablarles ahora, y creo que fueron (y esto, como todo, es opinable), las grandes injusticias de este certamen.  A saber, unas frutas estratificadas bien presentadas en sus tres estratos, bien preparadas y bien ricas que estaban traídas desde Francia; una bebida de grosella (¡¡con fruta congelada en la bebida!!) que acompañaba a una tarta traídas desde Letonia; y leche frita traída desde el Viso del Alcor, con vino del pueblo de su novio, que hubieran merecido un certemen aparte para ellos, y cuyo último representante se llevó el Avino a la Mejor Presentación gracias a ponernos a todos una coronita de cartón y hacernos celebrar con tarta y fanta de naranja el cumpleaños de, de...., de...., bueno, el plato era de Ale, y el cumpleaños sería de alguien, o igual no era un cumpleaños y, en fin, el que escribe también estaba participando y también tenía afectada la memoria.
En fin, con cuestiones pendientes como el nuevo sistema de premios, la fecha del próximo, límite en el número de concursantes-platos, etc. etc. se despide este cronista improvisado e interino a la espera de que vuelva a su plaza la funcionaria de crónicas oficial. Perdón de áquel al que debiera mencionar y se me haya olvidado. Redactaré un anexo si es necesario.

6 comentarios:

Speaker (saliente) dijo...

Bravo por la crónica y muchas gracias por hacer que los estamos fuera estemos un poquito más cerca. Sólo digo que el sábado yo me puse mi camiseta del Avino y lo celebré a mi forma.
¡Larga vida al Avino!¡Larga vida a los avineros!

Salud y buenos alimentos

Merch dijo...

Que buenos suplentes hemos tenío!!!
Habrá más interinos para writer?
Gracias por la crónica.

Negra dijo...

Me he quedado sin palabras y a pesar de la ausencia de politonos on-line lo único que se me ocurre añadir es:
"agradecidaaaa y emocionadaaaaa,solamente puedo decir...GRACIAS POR VENIIIIIIIIIR!!"
Maravillosa crónica POL.

POL dijo...

Se agradece mucho y de verdad que la hayáis leído y que la hayáis disfrutao. Gracias.

Negra dijo...

GRacias a tiiiiiiiiiiiiiii!!!

berni dijo...

muy buena cronica, si señor, ya la he leido como si estuviera en africa (o en recaredo) y me ha parecio estupenda!!

berni
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